Escuela de pueblo en 1848 de Albert Anker (1896)

Escuela de pueblo en 1848 de Albert Anker (1896)
Escuela de pueblo en 1848 de Albert Anker (1896)

jueves, 20 de noviembre de 2014

Hay que ver lo que gustaban las termas a los romanos

Mientras que las ciudades y el campo hispanorromanos estaban llenos de termas, en la España moderna no se ha generalizado la higiene del agua hasta hace 50 años en que la mayoría de las viviendas no tenían agua corriente.
Resultan sorprendentes las instalaciones para el baño que los romanos construyeron por todas partes. Desde los inicios del imperio hasta su decadencia. Y siempre siguiendo el ritual del baño, que no consistía sólo en quitarse la roña, sino que seguía un elaborado proceso de tratamiento corporal con aguas frías y calientes, de masajes y sudor.


Arriba, restos fotogramétricos de las termas urbanas de Mérida, con superposición de fases y remarcado de algunas piscinas en 3D. (fotogrametría de Marco Aza Lozano)
En las ciudades había grandes termas públicas como las de Mérida para la población general, pero había también otras termas de barrio o familiares, como las de Maliaño en las cercanías de Santander (abajo) y que hoy forman parte de las ruinas de una iglesia medieval en el interior de un cementerio.


Imagen virtual de esas termas con sus diferentes salas de baño: arriba el apodyterium o vestuario, con las taquillas para dejar la ropa. En el centro la natatio, o piscina de agua fría, y abajo las salas calientes con el sistema de calefacción bajo el suelo para calentar el agua. En la exedra vemos una bañera semicircular en lo que debió ser una sauna.


El sistema para mantener las salas calientes consistía en prender fuego bajo el piso en un lateral de la sala. El calor se transmitía desde el suelo, como la calefacción radiante actual.


En la imagen de abajo, que representa a las termas monumentales de Segóbriga, se ve el funcionamiento del horno, abajo a la derecha. (clic enl as imágenes para verlas más grandes) El fuego transmitía el calor por debajo de la sala, que estaba sobreelevada con columnillas de ladrillos. Ese mismo fuego calentaba el agua en una caldera de bronce, que la distribuía por las bañeras. Así se tenía caliente el sitio y el agua al mismo tiempo.

También se observan a la izquierda salas y piscinas de agua fría. El proceso del baño consistía en 1.- baño frío. 2.- baño templado. 3.- baño caliente. 4. Sauna y masajes. Al final el usuario se pegaba un baño frío para quitarse el aceite del masaje y salir en forma a la calle.
Un plano antiguo de las termas monumentales, vistas desde el sur, mientras que la imagen superior está vista desde el Norte. No he encontrado otra foto, pero cuántas confusiones genera a los visitantes de los sitios arqueológicos presentar las cosas al revés!

En la imagen siguiente vemos el macizo de la sauna o alveus de las termas monumentales de Segóbriga, convertida luego en ermita.


En una calle de Cartagena cercana al foro están las termas del Molinete, otro complejo termal público que es visitable y está perfectamente explicado in situ con esta y otras infografías.
Estas termas tuvieron varias fases constructivas. La foto de abajo se corresponde con su descubrimiento en los años 80 del pasado siglo. Siempre a la vista las características hileras de ladrillos que sostenían el suelo de las salas calientes. Volvemos a poner la imagen virtual para ver la correspondencia con lo conservado.

Y abajo una escena de los días anteriores a su apertura al público, con los restauradores trabajando sobre el piso de mármol del Apodyterium. (donde está la indicación del N en las imágenes de arriba.
Los ciudadanos ricos construían sus casas de veraneo en lugares agradables, como la de abajo, en Calpe (Alicante). Esta es una vivienda (o lo que queramos imaginar que pudiera ser) de hechura extravagante, con un patio circular con estanque al que dan las habitaciones. De un extremo salen las dependencias a las termas (abajo a la izquierda) con diferentes patios y bañeras para cumplir con el ritual característico. 





Y de forma parecida, en los últimos tiempos del Imperio romano, cuando las ciudades estaban en decadencia y la gente poderosa emigraba a sus grandes residencias en el campo, no se olvidaban de construirse suntuosas termas con mosaicos, como las de la Villa La Olmeda, en Palencia, una gran mansión familiar, que era el centro gestor de un gran territorio rústico dependiente de ella. Las termas están en el ala izquierda, a las que se accede por el pasillo central.


Abajo la sala B-02 o apodyterium. A la vista está la piscina trilobulada y una bañera menor a la izquierda. Inmenso apodyterium y complejo termal para una sola familia, aunque debemos considerar también las cacerías y fiestas con invitados pudientes, y los negocios que pudieran salir de ellas.



Las que habéis visto son las termas en las que hemos trabajado directamente, pero sorprende ver la cantidad de restos que hay por todas partes. ¡Qué gran entretenimiento eso de ir a las termas. Si eran públicas te veías con la gente y pasabas la tarde charlando con los amigos. Los hombres y las mujeres acudían en horarios distintos o en lugares separados, para no molestarse.

Si las termas eran privadas, y cada dueño hacía lo que quería. En esas fiestas y cacerías que terminaban en baño y masajes, imaginemos lo peor…








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